Cultura

Impactante: esta gran ciudad francesa ya es la tercera ciudad más sucia y menos segura de Europa

Un nuevo informe de la Comisión Europea ha colocado a Marsella en el centro del debate público, con conclusiones que inquietan a ciudadanos y autoridades por igual.

La evaluación, basada en criterios de calidad de vida, seguridad, corrupción y limpieza, sitúa a la ciudad en una posición delicada frente a otras urbes del continente.

Más allá de los titulares, el dictamen obliga a una reflexión sobre los desafíos urbanos que persisten y sobre las respuestas que se requieren con urgencia.

Un informe europeo que sacude a la ciudad

El estudio consulta a 71.153 residentes de decenas de ciudades europeas, entre ellas Anvers, Cracovia, Dortmund, Malmö, Riga, Turín, Vilna, Zagreb y Zúrich, para tomar el pulso a su vida urbana.

En este panorama comparado, la ciudad francesa queda en la tercera posición tanto entre las más sucias como entre las menos seguras, por detrás de Palermo y Roma, un resultado que interpela a toda la metrópoli.

Limpieza urbana en entredicho

Según los datos, un 65% de los residentes percibe sus espacios verdes con una calidad insuficiente, lo que refleja un malestar sostenido con el entorno cotidiano.

La gestión de residuos y el mantenimiento de calles aparecen como puntos críticos, con barrios donde la insalubridad se ha vuelto demasiado visible para quienes viven y trabajan allí.

El contraste es mayor cuando se compara con ciudades como Zúrich, Luxemburgo o Copenhague, donde la satisfacción con la limpieza y las infraestructuras públicas alcanza cifras destacadas.

La brecha no solo es material, sino también de percepción, con efectos directos sobre la reputación turística y la autoestima colectiva.

Seguridad, el otro talón de Aquiles

Solo el 43% de los marseilleses encuestados dice sentirse en seguridad en su ciudad, un porcentaje que palidece frente a Copenhague (87%), Oviedo (87%), Braga (84%) o Zúrich (86%).

La percepción de inseguridad se alimenta de hechos noticiosos y de tensiones en determinados barrios, donde la combinación de desigualdades y falta de presencia institucional agrava la sensación de vulnerabilidad.

Percepción de seguridad en ciudades europeas

“La ciudad necesita una estrategia integral que conecte la limpieza, el espacio público y la seguridad, porque la percepción se construye cada día en la calle”.

Reacciones y prioridades en la agenda local

Las autoridades locales insisten en que la ciudad combina un patrimonio excepcional con retos complejos, y que se han iniciado acciones para revertir las tendencias negativas.

La experiencia comparada en Europa sugiere un paquete de medidas que integren inversión, gestión y participación, con objetivos concretos y medibles a corto y medio plazo.

  • Refuerzo de la limpieza viaria con turnos ampliados y tecnología de seguimiento en tiempo real.
  • Plan de residuos con más contenedores inteligentes y sanciones a la basura incívica.
  • Recuperación de espacios verdes de barrio con mantenimiento regular y diseño de uso comunitario.
  • Iluminación y vigilancia ambiental en puntos críticos, con policía de proximidad y mediación social.
  • Programas de empleo local vinculados al cuidado del entorno y la economía circular.
  • Coordinación metropolitana para gestionar flujos de movilidad y equilitares la presión urbana.

Una ciudad de contrastes que mira adelante

Aun con estas sombras, la ciudad mantiene un atractivo cultural y un dinamismo económico que no deben subestimarse, desde su puerto histórico hasta su escena creativa contemporánea.

La identidad mediterránea, la mezcla de tradiciones y la potencia del tejido asociativo son activos que pueden acelerar un cambio visible en el espacio público.

Las iniciativas de sostenibilidad y movilidad suave, junto con inversiones en barrio y políticas de vivienda, pueden traducir el diagnóstico en resultados tangibles.

El mensaje del informe es claro: sin una gobernanza coherente y una ejecución constante, la percepción no cambiará, pero con metas realistas y una ciudadanía implicada, la transformación es posible.

En definitiva, el desafío no es solo escalar posiciones en un ranking, sino reconstruir un pacto de confianza cotidiana entre vecinos, instituciones y ciudad.

Solo así, con políticas integrales y resultados que se noten en la calle, la urbe podrá pasar de la crítica a la consolidación de una nueva etapa urbana.

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