¿Te gustaría soplar las velas de tu tarta de cumpleaños número cien y, además, hacerlo con buena salud (y sin perderte un solo brindis)? Dan Buettner, el gran gurú de la longevidad y creador del famoso concepto de las “Zonas Azules”, tiene una contundente advertencia: hay cuatro alimentos que deberías erradicar de tu despensa si quieres sobrevivir –y disfrutar– muchos años más en este mundo. Aquí te lo contamos todo, sin anestesia y con algún que otro pellizco de humor para endulzar… pero sin azúcar refinado, por supuesto.
Quién es Dan Buettner y por qué deberíamos escucharlo
Buettner no es ningún improvisado de la longevidad. Lleva más de dos décadas estudiando esas esquivas poblaciones donde los centenarios abundan tanto que parece que se multiplican por esporas. Viaja, observa, pregunta, toma nota y, luego, comparte sus hallazgos en libros como The Blue Zones Secrets for Living Longer: Lessons From the Healthiest Places on Earth o The Blue Zones Kitchen: 100 Recipes to Live to 100.
Y si la montaña no va a las Blue Zones, las Blue Zones van a ti: ahora también le puedes encontrar compartiendo sus descubrimientos a través de redes sociales y, cómo no, en Instagram. Allí, Buettner insiste en la importancia crucial que tiene la alimentación, señalando sin rodeos los alimentos que jamás tendrías que dejar vivir en tu cocina (por mucho que algunos sean adictivos…).
Los 4 grandes villanos de tu despensa según Buettner
Según la experiencia de este investigador, hay cuatro grandes grupos de alimentos que son la receta perfecta… para el fracaso. O al menos, para acortar la vida y llenarla de achaques. A continuación, los desgranamos uno a uno.
- Bebidas azucaradas: Son la fuente principal de azúcar refinada en la dieta de muchos americanos (y de buena parte del planeta). No es ninguna sorpresa que su consumo esté asociado al sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina, la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la hipertrigliceridemia y la dislipidemia. Vamos, un cóctel explosivo de enfermedades crónicas no transmisibles.
- Pica-pica de galletas saladas, patatas fritas y “snacks” varios: El hábito de picar este tipo de productos se asocia íntimamente con la obesidad. Y la obesidad, según la OMS, no solo es un lastre en sí misma, sino que puede desencadenar toda una cadena de enfermedades: más riesgo de diabetes tipo 2, problemas cardiacos, afectación de la salud ósea, repercusiones en la reproducción e incluso mayor probabilidad de ciertos cánceres. No pinta nada bien, ¿verdad?
- Tentempiés dulces: Y aquí no valen excusas: hablamos de todo tipo de dulces, no solo chucherías. Pastelería industrial, helados, chocolates, galletas y barritas infantiles… Todos ellos suman calorías a tu dieta y suelen contener grasas saturadas a mansalva. ¿El resultado? Riesgo elevado de obesidad (otra vez), arteriosclerosis y todo lo que arrastra ese combo.
- Ultraprocesados salados: Atentos aquí, porque esta categoría es un auténtico cajón de sastre que incluye embutidos, fiambres, salchichas, pizzas congeladas, cereales de desayuno, sopas preparadas… y un largo etcétera. Pero, ojo, que no todo lo procesado es el demonio: Buettner matiza que hay procesados buenos que sí puedes tener con tranquilidad en la nevera o despensa, como ensaladas, pescado congelado o en conserva, fruta congelada, hummus, carnes al vacío, legumbres en lata y yogur griego. El truco: ¡lee bien la etiqueta! Quédate con los ingredientes que tu abuela reconocería y que sean pocos y lo más naturales posible.
Un consejo final de sabiduría centenaria
La próxima vez que vayas al supermercado, recuerda la advertencia de Buettner: tu longevidad podría empezar en el carrito de la compra (¡no en la farmacia!). Y si ningún alimento “prohibido” pisa tu cocina, evitas la tentación de devorarlo en un momento de debilidad. En resumen: vigila lo que guardas en casa, apuesta por preparaciones simples y evita llenar tu vida –y tus arterias– de lo que la ciencia ha catalogado como receta segura… del fracaso.
Después de todo, nunca se ha visto a un centenario celebrar su cumpleaños con una montaña de snacks ultraprocesados… ¿o sí?